Presentación

Este blog pretende ofrecer una historia muy sucinta de Alemania y Austria, pero sobre todo del primer país, y centrada sobre todo en los dos últimos siglos, desde la invasión napoleónica.

lunes, 12 de enero de 2015

Más sobre los celtas

Viene de este post. La escasez de fuentes escritas sobre los celtas que que habitaron territorio alemán nos obliga a hablar sobre los galos franceses, en la esperanza de que sirva para los primeros. La principal fuente escrita es Los comentarios sobre la guerra de las galias, de Julio César. Esta guerra abrió camino a César en su carrera política posterior y fue la principal conquista desde Alejandro Magno. Como es el testimonio de un vencedor es muy parcial, pero contiene bastantes datos etnográficos que nos acerca a los galos.

Una tribu celta aliada de Roma, los Heduos (o Eduos) piden ayuda a César porque han sido derrotados por sus enemigos, los suécanos y los suevos (liderados por Ariovisto). Los suevos, una tribu germánica que había llegado recientemente a la región procedente del Báltico, se sumaron en el ataque a los Heduos. Por otra parte, otra tribu celta, los Helvecios, que habitaban en el territorio de la actual Suiza, fueron empujados a la fuerza por otras tribus germánicas, se desplazaron hacia el oeste. Todos estos movimientos de pueblos celtas y germanos empiezan a amenazar las fronteras norte del Imperio Romano. En el año 58 a. C. Cesar manda una expedición militar contra los suécanos, suevos y helvecios, a los que derrota pronto, pero decide atacar a otras tribus de la zona. Durante los dos siguientes años, César derrota y masacra salvajemente a varias tribus galas y germánicas que vivián en las Galias. Estas brutales campañas militares se desarrollan en los dos años siguientes, y extiende el Imperio Romano hasta el Mar del Norte, donde los romanos derrotan a los belgas. César incluso invade la Gran Bretaña celta en el año 55.

Entre el 52 y el 51, los romanos sofocan dos revueltas galas en el territorio ocupado. La primera fue llevada a cabo por Ambiórix, jefe de los eburones, una tribu de la que no se ha conseguido determinar si eran celtas o galos. Los eburones vivían en el lado occidental del Rin, hoy territorio alemán. Ambiórix derrotó a una legión romana en la batalla de Adautaca (54 a. C.). Julio César prometió no cortarse el pelo ni bañarse hasta vengar la desparición de la legión. A pesar de la dificultad del terreno, muy boscoso y pantanoso, César arrasó la región con 50.000 hombres (10 legiones), borrando de la faz de la tierra a los eburones y los tréveros. Posiblemente Ambiórix huyó con los eburones sobrevivientes al otro lado del río Rin, aunque no se sabe nada sobre su destino, Catuvolco por su parte se envenenó para evitar el castigo romano.

En la segunda revuelta que sofocó Julio César, el jefe romano derrotó a Vercingetorix, jefe galo de la tribu de los avernos, cuyo nombre significa "los que son superiores". Como siempre pasa, este tipo de nombres pretenciosos no explica nada más que la vanidad de sus creadores.

Vercingetórix fue un gran líder militar, cuya acción está basada en dos principios:
  • mplantación de una resistencia organizada con la capacidad de hostigar sin descanso a los efectivos romanos ubicados en su territorio. Vercingétorix se percató de la dependencia de suministros del ejército enemigo, y a fin de desestabilizarle dirigió una «táctica de tierra quemada».
  • Establecimiento de relaciones diplomáticas con la mayor parte de las tribus galas con el objetivo de unirlas contra el dominio romano.
Sin embargo, Vercingetorix no logró unificar a todas las tribus galas. Julio César logró pactar con varias tibus galas, como los boyos, que se pusieron del lado de los romanos. Los avernos vivían en el Macizo Central, en el centro-sur de Francia, una zona elevada de montañas y mesetas. Durante su levantamiento contra los romanos, Vercingetorix usó una táctica de guerra de guerrilas, con golpes breves y retiradas, especialmente sobre la retaguardia romana. La acción militar con resultado victorioso para los galos fue en el Sitio de Gergovia, capital de los avernos (año 53 a. C.).

Pero fue la batalla de Alesia (octubre del año 52 a. C.) cuando se acabó la Guerra de las Galias. En el asedio a la ciudad, César siguió el mismo plan que siguió Publio Cornelio Escipión Emiliano en el asedio a Numancia. Construyó un muro alrededor de la ciudad y evitó que los galos recinieran agua y alimentos. La victoria, por hambre y sed (134 y 133 a. C.),  Los galos se rindieron, a tiempo para los romanos, pues el ejército galo en ayuda de los sitiados estaba cerca y los romanos estaban al límite sus fuerzas.

La derrota en Alesia se basó en la superioridad logística y armamentística de los romanos, a la falta de entendimiento entre los diversos líderes galos, poco acostumbrados a luchar juntos, y sobre todo, a la demora del ejército de socorro.

Conclusiones:

Hemos hablado sobre los galos porque no hay apenas testimonios escritos sobre los celtas alemanes. Los galos no eran como los romanos, quienes estaban unificados bajo un mando central y eran un solo pueblo. Los galos estaban divididos en tribus, que muchas veces luchaban entre si. Ni siquiera se conoce el número exacto de tribus galas ni sus nombres. Vercingetorix consiguió, en el sitio de Alesia, unir a todas las tribus galas en contra de los romanos (en la batalla de Alesia llegó a tener 80.000 soldados, un número mayor que los 50.000 legionarios romanos), pero evidentemente consiguió la unidad gala demasiado tarde (el ejército de auxilio que había pedido a las otras tribus galas llegó demasiado tarde, y también fue derrotado por los romanos). Julio César se aprovechó de las divisione y peleas entre las tibus galas para conseguir aliados y dividir al enemigo. Ya hemos visto que los Heduos fueron los primeros galos aliados con los romanos en sus disputas, pero no fueron los últimos).

En sus Comentarios sobre la Guerra de las Galias, Julio César asegura que las tribus más belicosas eran las más alejadas de la influencia civilizadora romana:
"De todas ellas, los belgas son los más valientes y están más lejos de la civilización y el refinamiento de nuestra Provincia, y los mercaderes los frecuentan menos, y no importan esas cosas que feminizan sus mentes; y los alemanes son los que les siguen, que viven más allá del Rin y que están continuamente en guerra. Por esta razón los helvecios también sobrepasan al resto de los galos [de Francia] en valor, ya que están diariamente batallando con los alemanes..."
César también descibe a los celtas, como su organización social basada en clanes, la naturaleza igualitaria de sus sociedades, formada por bandas de guerreros lideradas por sus jefes que son los guerreros que se destacan por su valor y que cementan la lealtad de sus tribus mediante espléndidos regalos y banquetes rituales (veáse el final de los tomos de Obélix y Asrerix), impresiones confirmadas por las recientes escavaciones de cementerios celtas. Los arqueólogos han encontrado los restos inhumados de jefes celtas enterrados con decenas de armas, carros de guerra, muchos cuernos de beber, lo que significa que los jefes eran enterrados con su equipo para guerrear y celebrar banquetes en la otra vida.

La religión de los celtas es mucho más desconocida que su organización social. Los celtas no escribían, así que trasmitían su religión por vía oral, lo que obligaba a sus sacerdotes (los druidas) a memorizarla. Sin embargo, los romanos nos dan alguna idea de su religión. Julio César nos da, otra vez, una idea sobre ellos:
"Los druidas no van a la guerra, no pagan impuestos y están exentos del servicio militar. Alentados por estas ventajas, muchos padres envían a sus hijos con los druidas. Se dice que aprenden un gran número de versos. Algunos están en este período de aprendizaje hasta veinte años. Aunque suelen escribir con caracteres griegos sus transacciones comerciales, no escriben sus leyes. Me parece que esta práctica se debe a dos razones: no desean que sus doctrinas sean divulgadas entre la masa del pueblo [...]; y cómo suele ocurrir entre aquellos que saben leer, no ejercitan su memoria.

Ellos desean inculcar como uno de sus rincipales postulados, que las almas no se extinguen, sino que pasan después de la muerte de un cuerpo a otro, y piensan que con este principio, los guerreros acrecientan su valor, ya que ignoran el miedo a la muerte."
Está claro que los celtas creían en la reencarnación.

De acuerdo con escritores romanos, como Plinio el Viejo (alrededor del 23 d. C. - 79 d. C.), parece ser que los druidas eran tanto sacerdotes como monjes, presidían los ritos religiosos y preservaban la religión celta memorizando miles de versos sagrados. Los druidas también practicaban el animismo, la doración de los espíritus de la naturaleza, y se reunían en encinares sagrados esparidos con muérdago. Los romanos también describieron a los druidas como adivinos, que predecían el futuro observando el vuelo de las aves, y a través del éxamen de las entrañas de los animales sacrificados en rituales sagrados. Los druidas tenían un gran prestigio entre su pueblo. Según los romanos, los druidas también realizaban sacrificios humanos. Los rmanos prohibieron la religión celta y, cuando llegó a fines del siglo I a. C., esta ya había desparecido y no sobrevivió ningún escrito celta sobre su religión.

Hemos visto que César se enfretó a una tribu germana, los suevos, en el territorio de la actual Francia. Estos habían cruzado el Rin, rio que los romanos convirtieron en frontera entre ellos y los pueblos germánicos. Las próximas entradas están dedicadas a las tribus bárbaras germánicas.

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