Presentación

Este blog pretende ofrecer una historia muy sucinta de Alemania y Austria, pero sobre todo del primer país, y centrada sobre todo en los dos últimos siglos, desde la invasión napoleónica.

lunes, 12 de enero de 2015

Los pueblos germánicos Introducción


[El Hermannsdenkmal, un monumento construido en la parte sur del Bosque de Teutoburgo y dedicado a Arminio (Hermann), está situado en Renania del Norte-Westfalia (occidente de Alemania y frontera con Francia). El monumento conmemora al jefe de los queruscos, Arminio, que venció a las legiones romanas en la batalla del Bosque de Teutoburgo. Este monumento se convirtió en un punto de adoración y encuentro de los nacionalistas alemanes desde su construcción en 1875. A pesar de esta parafernalia nacionalista, hay bastantes indicios de que tanto los queruscos como su jefe Arminio podrían ser celtas.]

ANTECEDENTES


Mientras Julio César y sus legiones humillan a los pueblos celtas durante su campaña gala, un pueblo guerrero que llegó a la región de Europa Central desde el este durante el siglo I a. C. pronto demostraron la dificultad de vencerles. A lo largo de las fronteras (limes) naturales que representan los rios Rin y Danubio, esos pueblos conocidos como las trubus germánicas, construyeron una sociedad marcada por su naturaleza igualitaria y por su poder bélico. Si bien Julio César había conquistado la Galia y la había anexionado al Estado romano como Provincia, eso no significaba que la situación fuera definitivamente pacífica en todo su territorio. La provincia tenía una larga frontera con Germania, y los pueblos germanos, que estaban tan habituados a guerrear, la atravesaban constantemente, sembrando la destrucción no sólo entre los galos, sino entre los propios romanos que empezaban a asentarse en la Galia. En 16 a. C. un ejército formado por tropas de los sicambrios, téncteros y usípetes tendió una emboscada al ejército del gobernador Marco Lolio y lo derrotó, provocando incluso la pérdida del estandarte de la Legio V Alaudae (el águila imperial), lo que por entonces era considerado motivo de vergüenza militar. Según Veleyo Patérculo, esta larga campaña daba muestra de la «ferocidad» y sentido de la independencia del pueblo suevo.

Como reacción a todas estas incursiones, Roma comenzó operaciones de castigo en territorio transrenano. Druso avanzó hacia el este hasta los márgenes del río Elba mientras que Tiberio combatió durante tres años al rey de los suevos, Marbod, tras reunir un enorme ejército compuesto por diez legiones, setenta cohortes de infantería auxiliar, catorce alas de caballería y un gran número de aliados, esto es, cerca de 100.000 hombres. Aunque los ejércitos romanos cruzaron el Rin y llegaron al Elba, no se puede pensar que ejercieran un dominio sobre todo ese territorio, sino más bien sobre algunas zonas dispersas y por ello debían mantener una fuerte presencia militar en el área. Al final acabaron retirándose a sus posiciones tras el Rin, que fue durante varios siglos, la frontera entre romanos y germanos.

La Batalla del Bosque de Teutoburgo (en alemán Schlacht im Teutoburger Wald, Hermannsschlacht or Varusschlacht), descrita en latín por los historiadores romanos como clades Variana (el desastre de Varo) en la Selva o Bosque de Teutoburgo en el año 9 d. C., cuando una alianza de tribus germánicas emboscaron y destruyeron por completo tres legiones romanas y sus legiones auxiliares dirigidas por Publio Quintilio Varo. La alianza anti-romana fue dirigida por Arminio, quién había adquirido la ciudadanía romana y recibido una educación militar romana, lo que le permitió engañar al comandante romano y prever las respuestas tácticas del ejército romano.

PUBLIO QUINTILO VARIO


Varo fue un militar romano cuyo padre, Sexto Quintilio Varo, militó en la guerra civil romana y quizás estuvo implicado en el asesinato de Julio César. Sexto se suicidó tras la Batalla de Filipos. Se da la coincidencia que Varo se suicidó en la Batalla de Bosque de Teotoburgo en el año 9, tal como veremos a continuación. Su nombre se escribe en ocasiones como Varro.

Varo provenía de una familia patricia pero arruinada y que no jugaba ningún papel importante en Roma. Su padre, Sexto Quintilio Varo fue questor en el año 49 a. C., y después senador. Mientras estaba en este puesto, se alineó con el Partido Senatorial (o Republicano) en la guerra civil contra Julio César.

Varo, a pesar de la afiliación de su padre con el bando republicano, debió su ascenso al favor del emperador Cayo Julio César Augusto (63 a. C. - 14 d. C.), también llamado «Octavio», «Octaviano» o «Augusto», del cual se mostró partidario muy pronto, reforzando los lazos mediante su matrimonio con la hija de Agripa, Vipsania Marcela Agrippina, su segunda esposa de tres, que a su vez, era nieta del emperador. Así consiguió la amistad del propio Augusto y de su suegro Agripa, siendo Varo el encargado de leer el elogio fúnebre de éste.

Fue elegido cónsul en el año 13 a. C., para ser nombrado después procónsul en África (del 8 al 7) y legado propretor en Siria (del 7 al 6). Fue un gobernador duro que aumentó mucho los impuestos. En Judea sofocó duramente el levantamiento judío tras la muerte de Herodes I El Grande (4 a. C.), consiguiendo una importante fortuna personal. Después de ocupar Jerusalem, crucificó a 2.000 rebeldes judíos. Como suele ocurrir en estos casos, su dura manera de gobernar fue una de las causas del creciente sentimiento anti-romano en Judea. Los registros arqueológicos demuestran las masivas protestas contra la crueldad de Varo. Además se benefició económicamente de su gestión. Un historiador antiguo resumió su etapa de gobierno en Siria diciendo "Llegó pobre a una provincia rica y salió rico dejando una provincia pobre".

Mientras tanto, entre el 10 y el 6 a. C., Tiberio, su hermano Druso, Lucio Domitio y Germánico Julio César lideraron amplias campañas en Germania, que entonces comprendía el área al norte del Danubio superior y al este del Rin. en un intento de expandir las fronteras del Imperio Romano hacia el este y hacia el norte.

Augusto lo envió en el año 6 como legado a la provincia de Germania Magna, zona que había sido añadida al imperio tras las incursiones de Druso primero y Tiberio después, pero esa dominación era más nominal que real y Varo debía afianzar el dominio y recaudar impuestos. Sin embargo, su extrema codicia, su falta de sensibilidad y el uso de métodos de romanización demasiado expeditivos le hicieron incurrir en diversos errores de gobierno, que le llevaron finalmente a provocar el descontento general y a convertirse en una figura muy impopular entre la población germana. Dión Casio señalaba que un jefe germano, que había participado en otra rebelión anterior, ya había dicho "Vosotros los romanos os buscáis los problemas solos. No enviáis perros y pastores para vigilar vuestros rebaños, sino que colocáis lobos hambrientos".

Las últimas horas de Varo las vamos a relatar a continuación. https://en.wikipedia.org/wiki/Publius_Quinctilius_Varus

ARMINIO


Arminio era un germano romanizado que había obtenido la ciudadanía e incluso el grado ecuestre. Era el jefe de uno de los contingentes militares auxiliares romanos, es decir, que combatió al lado de los romanos hasta que un buen día, agarró un cabreo de mil pares de cojones y engañó a sus jefes romanos. La causa de semejante cambio de actitud puede ser por la ineptitud de los romanos en general o de Varo en particular. En la segunda mitad del siglo XIX los nacionalistas alemanes lo convirtieron en un héroe germano, pero la pura realidad es que cambió de bando. Sus razones tendría para hacerlo.
El nombre del jefe de los queruscos, Arminio (Arminius), es una variante latinizada del nombre germano Armin (Armen). Muy posteriormente, el nombre Hermann (‘hombre de guerra’ o guerrero) fue considerado una traducción del latín Arminius, probablemente por el reformador religioso Martín Lutero (1483-1546), quien quería usarlo como un símbolo de la lucha de los germanos contra Roma.

LOS QUERUSCOS


Los queruscos (en latín, Cherusci; en alemán: Cherusker) fueron una tribu germánica (tomando el calificativo romano) que habitó partes del valle del Rin y el norte de las llanuras y los bosques del noroeste de Alemania, en la zona comprendida entre la actual Osnabrück y Hanóver, durante el siglo I a. C. y el siglo I d. C. Posteriormente fueron absorbidos por la confederación tribal de los francos, un pueblo germano que construyó un reino en la Francia oriental. Su nombre se refiere a un ciervo (alemán: Hirsch), más precisamente a su cuerno, que en galo se decía Kern, nación a la que probablemente, lo que evidencia la íntima relación entre algunos pueblos galos y algunos pueblos germánicos.

La primera mención histórica de los queruscos ocurre en el libro 6.10 de Julio César, Comentarios a la guerra de las Galias, que relata los acontecimientos ocurridos el 53 a. C. César relata que cruzó el Rin de nuevo para castigar a los suevos por el envío de refuerzos a los tréveros o treviros. Menciona que el bosque Bacenis (Silva Bacenis) separaba el territorio de los queruscos del de los suevos. En el 12 a. C., los queruscos y otras tribus de lo que para los latinos era la Germania, fueron subyugados por los romanos.

Roma trató de ampliar sus territorios en el norte de Europa, más allá del Rin, explotando las divisiones dentro de los queruscos, tal como hizo primero con los galos, y durante algún tiempo la tribu se la consideró un aliado romano. En este momento, la tribu se dividió entre Arminio (conocido en el moderno alemán como "Hermann der Cherusker", aunque su nombre más probable sería Armin) y Segestes (valga notar que este último nombre también acusa origen galo, ampliamente difundido en las Galias). Arminio abogó por romper la lealtad a Roma y declaró su independencia, mientras que Segestes quiso permanecer fiel. Alrededor del 8 a. C., Arminio había ganado la delantera y comenzó a planificar la rebelión. Segestes advirtió reiteradamente a Publio Quintilio Varo, el gobernador de la Galia, de que la rebelión estaba prevista, pero Varo se negó a actuar hasta que la rebelión hubiera estallado.

LAS CAUSAS


Las causas últimas de la rebelión, además del ánimo independiente que caracterizaba a los germanos según los autores clásicos, hay que buscarlas en el intento que hizo el propio Varo por imponer el sistema jurídico romano y por una excesiva presión impositiva. Según las fuentes, Varo trabó particular relación con los queruscos (tribu que ocupaba la zona en torno a la moderna ciudad de Hannover), incluido un destacado joven de ella, Arminio, de 25 años; éste era jefe de un contingente de auxilia, y, además, ciudadano romano y miembro de la clase de los equites. Quizás por ello Varo no adivinó que el germano lo veía como un invasor y conspiraba contra él con los jefes de otros grupos germanos: marsos, chatti y brúcteros. Algunos de los jefes trataron de prevenirle, pero Varo prestó más atención a Arminio y los queruscos, llegando a conceder a los conspiradores destacamentos de legionarios, bajo la excusa de que los necesitaban para guarnecer ciertos puestos y escoltar los convoyes de suministro para el ejército romano.

LA BATALLA


Cuando acabó el verano y llegó el momento de levantar los cuarteles para trasladarse hacia el Rin a fin de pasar el invierno, recibió un informe acerca de un levantamiento local que le indujo a dar respuesta inmediata, en la mejor tradición romana, aunque tenía que efectuar un rodeo hacia el noroeste a través de una agreste región boscosa al frente de un ejército entorpecido por una enorme cantidad de equipaje, y al que había que añadir una buena cantidad de civiles que seguían a las legiones en sus desplazamientos (desde comerciantes de todo tipo a prostitutas) amén de esclavos personales y algunas de las familias de los oficiales.

En este contexto se produjo la emboscada: Tanto Arminio como los exploradores germanos habían abandonado la formación, y la columna romana avanzaba muy lentamente debido a la cantidad demasiado grande de hombres, sirvientes y equipajes y además posiblemente iban derribando árboles y haciendo senderos y caminos sobre los pantanos, hasta que llegaron a un espeso bosque.

Al parecer, los germanos habían cortado los troncos de los árboles a los lados de la marcha del ejército romano, aunque de tal manera que aún se sostenían en pie, y aprovechando que se desató una tremenda tormenta, los empujaron de tal modo que cayeron sobre las legiones provocando el consiguiente desorden en sus filas. Aprovechándose de dicho desconcierto, los germanos se lanzaron al ataque, en primer lugar mediante una lluvia de flechas, pero una vez sembrada la confusión, se trabaron en un cuerpo a cuerpo que los romanos no pudieron resistir debido al desorden que no les había permitido formarse correctamente. Los hallazgos arqueológicos en Kalkriese parecen apoyar esta versión de Dión Casio y señalar un primer choque, quizá contra el destacamento del legado, pero, según este autor latino y otras fuentes, Varo no murió ese día.

Tras el primer asalto que, aunque debió haber sido una gran sorpresa, no pudo ser de la contundencia necesaria para vencer a tres legiones compuestas de profesionales que no podían ser derrotados de un solo golpe, ni siquiera cuando estaban siendo atacados en terreno difícil, las legiones intentaron reagruparse y salieron a terreno despejado. pero en cuanto penetraron de nuevo en los densos bosques que les rodeaban, los germanos volvieron al ataque. El pesado equipo de las legiones (el scutum, dos pila, la espada, la lorica, etc.) era muy apropiado para los enfrentamientos en terrenos despejados, pero en lugares como Teutoburgo no eran más que estorbo. Sin embargo, los germanos mucho más ligeramente armados tenían una movilidad mayor que les permitía atacar y alejarse rápidamente antes de sufrir considerables daños.

Ante esta situación el jefe de la caballería romana, Numonio Vala, perdió la calma y huyó a la cabeza de su regimiento con la esperanza de alcanzar el Rin, pero tanto él como su destacamento fueron alcanzados y aniquilados. Varo fue herido y se dio cuenta de lo que le harían los germanos si lo capturaban con vida. Para evitar tal destino, se suicidó, y algunos miembros de su Estado Mayor siguieron su ejemplo. Los dos legados que quedaron al mando no sobrevivieron mucho tiempo: uno de ellos, Lucio Egio, ofreció equivocadamente una capitulación, que se convirtió en matanza, y el otro, llamado Cejonio, cayó luchando cuando los queruscos entraron al asalto de su campamento, que había formado con carros de la impedimenta. Los germanos quemaron el cadáver de Varo, le cortaron la cabeza y se la enviaron a Augusto en Roma, donde a pesar de todo, fue enterrada con honores en el panteón familiar.

El resto de las tropas, diseminadas y sin oficiales o jefes, intentaron una retirada que les llevó a pasar por la plaza fuerte de los germanos, en las laderas de la colina Kalkriese, lugar cercano a la actual Osnabrück, pero no debieron haber podido destruir la posición germana. Los restos arqueológicos sugieren que hubo luchas al pie de la colina y que los legionarios siguieron a lo largo de la elevación, por lo que los guerreros germánicos debieron haber matado a muchísimos de ellos desde arriba. El registro arqueológico indica que debió haber luchas en el desfiladero y que los romanos fueron expulsados; los legionarios abandonaron el bagaje o lo quemaron y los grupos dispersos por la región fueron cazados y exterminados a lo largo de las jornadas siguientes.

El joven oficial Casio Querea, que se haría famoso en la Historia por matar al emperador Calígula, dirigió la huida de algunos legionarios amparados por la oscuridad de la noche, gracias a los cuales se conoció la historia del desastre. Es imposible calcular las bajas que se produjeron en uno y otro campo. Las romanas debieron ser enormes, ya que las legiones estaban compuestas por unos 5.000 a 6.000 hombres, mas las cohortes auxiliares y los civiles: la mayoría fueron muertos o capturados y ofrecidos como sacrificio, como era costumbre entre los pueblos germanos y celtas. En cuanto a las bajas germanas, resultan absolutamente incuantificables.

LAS CONSECUENCIAS


La clades variana ('la derrota de Varo') alteró al Emperador Augusto más que ninguna otra cosa en su larga vida. El historiador romano Suetonio señaló que aquél se tomó el desastre tan a pecho que «siempre celebró el aniversario como un día de profundo pesar» y «a menudo se golpeaba la cabeza contra una puerta y gritaba: "Quintili Vare, legiones redde! = ¡Varo, devuélveme mis legiones!". Se extendió un temor a que la derrota provocara una invasión de los germanos y una rebelión de los galos —que no se produjo—, ante lo que el emperador Tiberio, sucesor de Augusto, tomó medidas enérgicas: destituyó a todos los germanos y galos que había en su guardia personal y adoptó la decisión de mandar a su sobrino Julio César Germánico a rescatar las águilas de las tres legiones (objetos sagrados para los romanos) enviándolo al mando de ocho legiones (unos 50.000 hombres), para hallar el lugar de la batalla, dar a los muertos el destino necesario, recuperar lo posible y, sobre todo, para no dar una imagen de debilidad. Germánico cumplió con todo lo encomendado, en especial encontrando el sitio del desastre.

Julio César Germánico, aunque no logró capturar ni matar a Arminio, lo derrotó en la batalla de Idistaviso y aplastó su levantamiento. Tras recuperar los objetos sagrados (sobre todo, los estandartes, de los que recuperó dos), volvió a Roma en triunfo y depositó las águilas y demás objetos encontrados en el Templo de Júpiter.

El sitio exacto de la batalla de Teutoburgo fue desconocido durante mucho tiempo, habiéndose propuesto un gran número de emplazamientos posibles. El historiador alemán Theodor Mommsen ubicó la batalla cerca de las fuentes del Hunte, al norte de Osnabrück y lejos de las colinas; pero la mayoría de los eruditos preferían algún sitio en la parte central de la cadena montañosa boscosa de Teutoburgo (de 110 km de largo y de unos 10 km de ancho).

Hasta que en 1987 un arqueólogo aficionado británico, Anthony Clunn, halló 162 monedas romanas conocidas como denarios y tres bolas de plomo del tipo usado en las hondas del ejército romano, y la posterior investigación a cargo de los arqueólogos profesionales dirigidos por Wolfgang Schlüter, condujo a una prueba convincente de que la batalla tuvo lugar al norte de la colina Kalkriese, (52°24'23''N 8°07'50''E) entre los pueblos de Engter y Venne, en el borde norte del bosque de Teutoburgo (Teutoburger Wald), 15,5 km al nornoroeste de la moderna ciudad de Osnabrück (180 km al noreste de Colonia, Alemania). El sitio es uno de los pocos lugares donde los arqueólogos han descubierto el lugar de una batalla histórica. Estas excavaciones y los hallazgos efectuados han contribuido decisivamente a la comprensión de lo que pasó en la emboscada.

En el lugar de la emboscada se ha construido un museo que alberga buena parte de los descubrimientos hechos en las excavaciones, así como representaciones de la batalla y dioramas.

Cabe decir que la batalla fue realmente importante, pero menos de lo que tradicionalmente se ha venido en considerar, la provincia fue fortalecida mediante un sistema de empalizadas y torres de vigilancia, alternados con auténticos campamentos legionarios, lo que se denominó limes, desde donde examinaban con atención los acontecimientos transrenanos y, de vez en cuando, hacían incursiones en terreno germano.

El prestigio militar de Roma no se vio en realidad muy mermado, ya que lo recuperó en gran medida gracias a las expediciones y victorias de Julio César Germánico, pero la matanza sí constituyó un hecho luctuoso de gran magnitud, y en su momento incluso de alarma, hasta tal punto que los números de las legiones derrotadas (XVII, XVIII y XIX) jamás fueron vueltos a utilizar en toda la historia militar del Imperio romano.

Mucho antes de que Hitler llegara al poder, incluso mucho antes de nacer este demonio, la Batalla de Teutoburgo ya se había consagrado como un mito para los nacionalistas alemanes. En el contexto del surgimiento nacionalista alemán de la segunda mitad del siglo XIX, los propagandistas convirtieron a Arminio y a Varo en símbolos de una eterna oposición entre los «nobles salvajes» germánicos y sus enemigos latinos, evocando la rivalidad entre el Imperio Alemán y Francia afirmada tras la Guerra Franco-prusiana en 1870. En 1875 se construyó en Grotenburg33 una estatua de Arminio de 17 m cuya espada apunta hacia Francia, el eterno enemigo alemán, obra de E. von Bandel, sobre un pedestal de 30 m, conocida popularmente por el nombre de Hermann (versión alemana de Armin o Arminio).

CONCLUSIÓN


Aunque los nacionalistas alemanes construyeron un mito sobre Arminio, la verdad es que este hombre era un germano romanizado que se rebeló contra sus patrones romanos por el maltrato de Varo. El nacionalismo, uno de los padres del fascismo, tergirversó completamente la historia hasta construir el mito del luchador nacionalista sobre el mito de un germano que se rebeló únicamente por tener un jefe pésimo. Por eso me he explayado sobre el gobierno de Varo en la provincia romana de Siria. El nacionalismo es una construcción político ideológica del siglo XIX. La prueba del nueve es que los alemanes siempre vivieron separados y con gobiernos distintos hasta 1871. A los queruscos de Arminio solo les interesaba el bienestar de su tribu, no él del resto de las tribus germánicas, con las que muchas veces se enfrentaban.

Se sabe que Arminio pudo huir. Se rumoreó que entre las tropas auxiiares romanas habían queruscos y que le ayudaron a huir.

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